Hay diversos tipos de jugadores en nuestro circuito. Están los que agarran su raqueta de siempre y juegan sin hacerse problemas; también los que pegan y despegan a cada rato. Por otro lado conocemos a algunos que usan booster, aceite de bebé y hasta pegamento rápido. No nos puede faltar el que nunca está contento con su raqueta y cambia seguido de material.
El más exquisito y quisquilloso con su raqueta que conocí fue mi buen amigo Diego Rodríguez. Tuve la oportunidad de viajar con él a varios torneos y tenemos anécdotas memorables. No era novedad ver a Diego en el cuarto de hotel quitando la capa de pegamento a su jebe cada noche (hasta hacerse ampollas en los dedos) o caminar por los pasillos preguntando si alguno de sus amigos de otros países tenía booster.
El 2014 viajamos al mundial por equipos en Tokio. En ese viaje Diego (que siempre le gustó probar material) se compró una madera Victas Koji Matsushita. Con las semanas se adecuó rápidamente y su juego y confianza fueron creciendo. Pocos meses más tarde viajamos al Sudamericano en Buenos Aires.
Diego sentía algo diferente: por primera vez estaba totalmente cómodo con su raqueta. Recuerdo que después de ganarle 4-2 a Gastón Alto en octavos de final fuimos a felicitarlo y él nos dijo “Hoy día campeono”. Se tenía tanta confianza que esa tarde terminaría venciendo en la final a Alberto Miño (múltiple campeón sudamericano) por 4 a 0.
Yo soy de los que piensan que una raqueta no hace al jugador, pero esta le daba una confianza realmente superlativa. El 2015 Diego seguía con su misma Victas ‘Koji Matsushita’ y venció a algunos jugadores que mencionaré a continuación: Felipe Olivares, Marcelo Aguirre, Enzo Angles (subcampeón de Francia), Humberto Manhanni, etc.
Lamentablemente su madera se dañó con el tiempo (como pasa con cualquier raqueta de defensa) y, para su mala suerte, Victas dejó de hacer esta madera en Japón y pasó a fabricarlas en Alemania. A pesar de probar varias Diego nunca las sintió igual. Desde entonces ha probado una infinidad de maderas defensivas buscando nuevamente esa preciada comodidad.
Nosotros también esperamos que la encuentre, pues sumado a su amor y dedicación por el tenis de mesa ya sabemos de lo que puede ser capaz.